"The Painted Word" - Television Personalities

Se les archiva bajo la etiqueta "Post-Punk", pero solo porque empezaron a finales de los setenta y porque Dan Treacy cantaba con acento británico cerradísimo y tal vez porque eso de afinar los instrumentos o respetar los tempos no entraba en su agenda. También los han llamado neo-psicodélicos porque en el desastre habitaban hermosas melodías y sus teclados parecían de juguete y una de sus canciones se llamaba "Sé dónde vive Syd Barrett". Otra prueba de que la crítica músical está demasiado bien pagada.
Ni post-punk ni pollas, esta es música de entreguerras, canciones para pasear entre cadáveres y escombros bajo el cielo gris metálico hasta que suene la alarma y haya que correr de nuevo al refugio. Con un saco de lona a la espalda recogiendo basura, recuerdos de algo que estuvo vivo no hace tanto: fotos de amantes y fiestas quemadas por los bordes, animales rotos de peluche, poemas interrumpidos y flores descuidadas que el paseante trasplanta con delicadeza a un cucurucho vacío de helado que, al regresar, encajará entre dos velas en el candelabro que preside el centro de su habitación sin ventanas. A su alrededor, desperdigados en penumbra, trofeos de otros días.
Este disco llora soledad y pérdida. Pero también aúlla de miedo y rabia y señala puentes, caminos sin vigilancia que tomar más tarde, cuando los otros duerman. Esta música balbucea, tropieza y se pierde, pero quiere ser escuchada.
Como nosotros.